sábado, 16 de noviembre de 2019

IGNACIO EZCURRA, EL FOTÓGRAFO DE SAN ISIDRO QUE MURIÓ EN VIETNAM

El cronista había llegado a Saigón después de muchas peripecias. Tenía experiencia como viajero en moto por América latina, no le faltaba elocuencia para contar historias y un ojo entrenado en la fotografía. Pero cubrir la guerra de Vietnam en 1968 era un desafío mayor. Convenció a los editores de La Nación, donde estaba desde hacía unos años, viajó a París a obtener la visa y en abril, llegando a Saigón, registraba las primeras impresiones en su libreta de notas.
Ya había escrito sobre la rebelión de afroamericanos en Nueva York, ya le había puesto el grabador a Martin Luther King, quien caía asesinado por el odio racial el 4 de abril de ese año, precisamente cuando Ignacio Ezcurra se aprestaba al último viaje de su corta vida. La reciente incursión de los guerrilleros del Vietcong en Saigón en la llamada Ofensiva del Tet demostraba que ese cruento conflicto entraba en un espiral difícil de frenarse. Vietnam del Sur tenía un “gobierno títere” de una Casa Blanca gobernada por Gerald Ford, el vice de un Richard Nixon eyectado por el escándalo del Watergate.
El único periodista latinoamericano en Vietnam era Ezcurra y para enviar sus crónicas y las fotos lo hacía a través de Associated Press, la veterana agencia de noticias que tenía un gran despliegue de enviados a cubrir ese conflicto. Vietnam había quedado partido al medio en 1949. Tras la Segunda Guerra, los invasores japoneses fueron expulsados por las milicias dirigidas por Ho Chi Minh, el líder comunista vietnamita. Sin embargo, Francia volvió a instalar su dominio sobre esas tierras, ya que eran un territorio colonial galo desde mediados del siglo XIX. Sin embargo, la capacidad de esos hombres y mujeres enjutos pudo más que la destreza y la experiencia de los paracaidistas franceses. Tras varios años de enfrentamientos, las tropas de Vietnam del Norte lograron un triunfo contundente en Dien Bien Phu, nombre de una batalla llevada a cabo en el noreste del país. Los franceses se rindieron tras 54 días de asedio el 8 de mayo de 1954.
Catorce años después, el miércoles 8 de mayo, los argentinos podían leer una crónica de Ezcurra titulada “Encarnizada lucha se libró ayer en Saigón”. Aquel hombre flaco, de 28 años, alto y de rasgos muy occidentales estaba en el escenario más cruento del planeta, a 17 mil kilómetros de distancia de su esposa Inés Lynch, que por entonces tenía 25 y de su pequeña Encarnación, de un año. Inés estaba embarazada de tres meses.
Ese mismo miércoles 8 de mayo a la mañana, el camarógrafo de La voz de las Américas registraba unas palabras de Ezcurra. Se trataba de un testimonio a raíz de la muerte de cuatro periodistas unos días antes en Saigón. Parado frente a la cámara, con la sede de la municipalidad de Saigón de fondo, Ezcurra dijo:
-Siento mucho la muerte de los colegas que fueron asesinados días atrás por el Vietcong.
Estaban desarmados y tuvieron tiempo de decir que eran periodistas. Fue una crueldad inútil eliminarlos. Por otra parte, entiendo que el periodismo ha sido sumamente imparcial con el Vietcong. También entiendo que todos los que estamos aquí sentimos que estamos corriendo ese riesgo. Y ése es un precio que tenemos que pagar por estar cubriendo la historia más grande y tal vez más triste de este momento.
Un rato después, en esa mañana húmeda de otoño, Ignacio Ezcurra subía a un jeep con otros colegas. Cuando llegaron a Cholón, en una época de álgidos combates y de emboscadas. Dejó el casco que tenía impreso “Press”, dejó su Pentax y saludó a los colegas. Nunca más lo vieron.

La voz de la hija
Ezcurra se internaba en un Cholón del cual jamás volvió. Inés Lynch tuvo un varón en noviembre. Lo llamó Juan Ignacio. Hoy, Encarnación, la hija que apenas tenía un año cuando su el corresponsal desapareció, busca recrear aquel padre que no conoció.
-Vietnam siempre sobrevoló sobre nosotros –dice Encarnación a Infobae-, aunque fue circunstancial que mi padre muriera allí. A veces pensábamos en ir. En 2017 me surgió la necesidad. Le mandé un Whatsapp a Juan Ignacio: “¿Por qué no vamos?”. A los pocos días, el 8 de noviembre, fue su cumpleaños y me dijo que sí. Para nosotros no era indiferente el momento, lo que terminó de convencernos fue que se cumplían 50 años. Me di cuenta del medio siglo después de la idea.
Encarnación también había elegido el periodismo. Un colega suyo había ido a Vietnam conde visitó el Museo Ho Chi Minh –tal el nombre que tomó Saigón tras el fin de la guerra- y le dijo: “Ignacio no está”. Esa ausencia –doble- fue otro estímulo.
-Empecé a googlear para tomar contacto con el museo y me resultaba imposible –dice-. Entonces decidí tomar contacto con la embajada argentina en Hanoi (la capital de Vietnam) y mandé un mail.
Había pasado algo más de un mes de la decisión de viajar juntos.

Una coincidencia fundamental
-¡A los 15 minutos me contestaron!, –dice Encarnación con el mismo tono de sorpresa que seguramente tuvo en aquel momento-. Es más, a las dos horas me llama por teléfono Juan Valle, el embajador, y me dice: “¿Podemos vernos?”. Se acercaba la navidad y él estaba en Buenos Aires visitando a su familia.
Al rato, Encarnación, estaba en la casa de Valle. “Te voy a explicar por qué estás acá”, le dijo el embajador. Un rato antes del mail de Encarnación a la embajada en Hanoi el embajador paseaba por la plaza central de San Isidro donde hay una placa recordatoria de Ignacio Ezcurra. Aquel homenaje había sido realizado en 2003, 14 años atrás, y fue con la participación de Encarnación y Juan Ignacio. Valle no conocía la historia del periodista muerto en Vietnam, pero siendo el embajador en ese país, le impactó esa placa y se sacó una selfie.
-Esa foto se la mandó al cónsul en Hanoi y ¡una hora después esa persona recibe mi mail! –dice Encarnación.
Ella le dio el libro Hasta Vietnam, publicado por primera vez en 1972. Sara Facio y Alicia D’Amico, dos excelentes fotógrafas, recopilaron todo el material y Manuel Mujica Láinez fue el autor del prólogo. Hasta Vietnam, además del libro, fue la cuenta regresiva para el
viaje de los hermanos Ezcurra.
-Jamás hubiera funcionado el viaje sin la gestión diplomática –dice Encarnación.
-Y sin esas coincidencias que rompen las reglas de las estadísticas -agregaron los cronistas.
Inés Lynch, esposa de Ezcurra, había muerto en febrero de 2009. Encarnación hace un alto para contar el gesto de esa mujer antes de que el cáncer terminara con su vida. “Les dejo un problema si se los dejo a ustedes”, les dijo la madre, en referencia a la entrega del archivo fotográfico de Ignacio a la Biblioteca Nacional.
-Mamá, cuando la enfermedad avanzaba, donó todo el material fotográfico de Ignacio a la biblioteca, con la condición de que fuera de acceso público. Allí lo recibió Abel Alexander, reconocido investigador, entonces a cargo de la Fototeca de la Biblioteca Nacional.

Medio siglo después, la misma Pentax
Encarnación viajó primero, acompañada de su hija mayor, Luisa Duggan, arquitecta de profesión y fotógrafa con la misma Pentax que su abuelo Ignacio dejó en el jeep antes de internarse en el barrio de Cholón.
Luisa aprendió a usar las lentes, a revelar, a copiar y, esta vez, iría a tomar fotos a lugares donde esa máquina sirvió por unas semanas para que Ignacio retratara el horror. Unos días después se sumó Juan Ignacio.
-Mi intención era estar allí el 8 de mayo, a medio siglo. Y lo logré –cuenta Encarnación y antes de contar qué pasó aquel día, vuelve sobre los últimos pasos de su padre-. Cuando aquel 8 de mayo Ignacio no volvía al hotel, todos se inquietaron. Pasados unos días, cuando lo declararon desaparecido, la gente de Associated Press levantó todo lo que quedaba de Papá en la habitación, sumaron el casco y la Pentax y los mandaron a Buenos Aires.
Con el correr de los días, un periodista japonés hizo llegar unas fotos donde se veía dos cuerpos sin vida. El de un hombre joven alto, con mocasines y camisa blanca, estaba atado por los brazos y con varios disparos, uno de ellos en la nuca. Cuando esa foto llegó a Buenos Aires, hicieron copia tamaño real y quienes lo conocían coincidieron que se trataba de Ignacio, por los zapatos, la vestimenta y los rasgos de la cara.
-¿Pudieron tomar contacto con ese periodista japonés? –preguntó Infobae a Encarnación.
-No.
Se trataba de un “colaborador freelance japonés de AP” según se publicó años después. Puede resultar raro que una agencia del peso no tuviera registro de los nombres, pero en las guerras los corresponsales que tienen acreditación de “un bando” no siempre pueden saber si entre los periodistas hay o no agentes de información o inteligencia.
Lo concreto es que la familia de Ignacio nunca pudo saber quién era ese “freelance”. Tampoco pudieron saber dónde quedaron los restos de Ignacio. La certeza de la muerte, entonces, quedó atravesada por algo que unos años se convertiría en uno de los peores calvarios de la Argentina: la desaparición. Ignacio Ezcurra, en otras circunstancias, también es un desaparecido.
Que a Ezcurra lo eliminaron miembros del Vietcong siempre se vio como la hipótesis principal. Sin embargo, sus artículos mostraban una independencia de criterios tal que podía haber sido molesta para las tropas de ocupación de Estados Unidos. Escribió sobre la valentía de los guerrilleros, “que peleaban como lobos” –según las palabras de un soldado norteamericano-, o que no usaban botas de cuero sino sandalias hechas con cubiertas de autos.
Suele decirse que la primera víctima en las guerras es “la verdad”. En este caso, en el poco tiempo que pudo cubrir esa guerra atroz, Ezcurra buscó el difícil equilibrio informativo. No significa eso para nada que el motivo de su muerte haya sido por eso. Sin embargo, es una gran enseñanza para cronistas y lectores, cualquiera sea su mirada.
Encarnación, medio siglo después, estaba en Ciudad Ho Chi Minh, el Museo de los Vestigios de la Guerra. Es el museo más visitado de Vietnam. Es un testimonio más de la crueldad humana. Allí hay helicópteros, cazabombarderos, tanques, cañones y todo tipo de armas que fueron utilizados hasta que la guerra terminó el 30 de abril de 1975.
-El homenaje en el museo fue una ceremonia solemne, con muchas flores, con los argentinos de la embajada, con ex combatientes (norvietnamitas). Ese día incorporaron a Ignacio Ezcurra al listado de víctimas. Con la directora del museo hubo una sintonía especial. Me contó que ese año para su familia fue tremendo, que al padre lo habían reclutado para ir al frente. También me dijo que hizo traducir los artículos de Ignacio al vietnamita y que ella veía en esas crónicas ‘una mirada tan parecida a lo que somos nosotros, debe ser porque son latinoamericanos’ –relata Encarnación, quien agrega que llevaron unos CDs con las fotos en alta definición tomadas por Ignacio.

Infobae preguntó a Encarnación si tuvieron algún dato sobre el fotógrafo japonés.
-Lo buscaron pero nunca pudieron saber quién era. Hicieron incluso una bitácora de los días siguientes a la muerte de Ignacio y el nombre del fotógrafo no aparece.
Pasado medio siglo, esto tiene un costado enigmático. Sin perder de vista esta historia singular, el conflicto en Vietnam, con la intervención de las tropas de Estados Unidos durante ocho años, dejó alrededor de dos millones de muertos y desaparecidos.
La Pentax, de abuelo a nieta
En ese viaje, Luisa, la mayor de los cinco hijos de Encarnación, disparó muchas veces la cámara que su abuelo había dejado en el jeep aquel 8 de mayo de 1968.
-A principios de este año –cuenta Encarnación- llamaron a Luisa del Museo de Ciudad Ho Chi Minh, la invitaron y en julio realizó una muestra con sus fotos. Las fotos en el mismo lugar donde fotografió y murió su abuelo…
Infobae quiso saber qué valor tuvo para Encarnación aquel viaje en el aniversario del medio siglo y luego el de Luisa, hace tan poco tiempo.
-Yo lo tomé como un cierre. Era enterrarlo. Pero cuando se cierran cosas se abren otras. Esta es una historia propia, pero los dolores personales en ese lugar se generalizan. Hay un dolor de todo un país. Todos habían perdido a alguien. En Vietnam hay un ministerio que se ocupa de los desaparecidos, es el dolor de todo un país… Nadie gana en la guerra. Eso ‘te hermana’, te hace un poco más sabio.
(FUENTE: INFOBAE)

miércoles, 13 de noviembre de 2019

LLEGA UNA NUEVA EDICIÓN DEL FESTIVAL CINE Y MÚSICA DE SAN ISIDRO

El Festival de Cine y Música llega una vez más a San Isidro para brindar un espectáculo único. Por décimo segundo año consecutivo, del 13 al 16 de noviembre desde las 20:30, se llevará a cabo esta iniciativa que propone descubrir obras maestras de la pantalla grande musicalizadas por grandes artistas en vivo.
La actividad, organizada y producida por la Subsecretaría General de Cultura del Municipio junto a la Fundación Cinemateca Argentina, con el apoyo del Grupo Asegurador La Segunda, será gratuita y tendrá como condimento especial el espacio donde se desarrollarán las proyecciones: los jardines del Museo Pueyrredón, ubicados en Rivera Indarte 48, Acassuso.
“Es un festival paradigmático de nuestra agenda, que nos permite interesar a distintas generaciones, subir a escena a músicos innovadores, desafiantes, que componen especialmente para la ocasión, y proyectar obras maestras que siguen tan vigentes como su primer día. Todo en un marco muy especial, en medio de un jardín encantado y junto a una casa por donde pasó la historia grande de la Patria”, explicó Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de San Isidro.
La apertura será con clásicos del ciclo, Buster Keaton, en la dirección (compartida con Chuck Reisner) y en la pantalla, y la Antigua Jazz Band, que pondrá toda su música en escena. La película será El héroe del río (1928), que narra la historia de los dueños de dos barcos que compiten por el control del transporte de mercancías por el río Mississippi. Uno de esos dueños espera que su hijo, al regreso de sus estudios en la ciudad, lo ayude en el negocio familiar. Pero éste se ha convertido en un petimetre inexperto que, para mal de males, se enamora de la hija de su rival para desencadenar tensiones y risas.
“Este año seleccionamos verdaderas joyas de la Cinemateca de principios del siglo XX, como aquellas vistas de la Casa Lepage que cimentaron la cinefilia argentina y proyectaremos en copias de alta calidad. Un festival patrimonial clave, una edición muy especial en la que celebraremos los 70 años y un marco distintivo, San Isidro, que es la cuna del cine nacional”, dijo Marcela Cassinelli, presidenta de la FCA, que conserva 22.000 archivos fílmicos nacionales y extranjeros, una colección con más de 80.000 fotografías originales, otra de posters que supera las 950.00 piezas, y cuenta con un laboratorio para la restauración de films (16mm) en blanco y negro, y en color.
El jueves será noche de cortos. De la francesa El amante de la luna (1905), de Ferdinand Zecca y Gastón Velle, con el primero en pantalla (un borracho que sueña con botellas danzarinas y un viaje a la Luna) a la estadounidense Fatty y Mabel a la deriva (1916), con Roscoe 'Fatty' Arbuckle, Mabel Normand y Al St. John, en torno de una luna de miel que no resulta ser la soñada. Le seguirán la francesa Marido y mujer van en Tandem (1908) y Ted pisa el acelerador (EEUU, 1917). Todas con un pionero en el país en ejecutar y componer música para películas mudas, Marcelo Katz, que se pondrá al frente del piano, sintetizadores y efectos especiales.
El viernes, Los Soneros del Calamaní acompañarán el viaje de los hermanos Adán y Andrés Stoessel, que en dos años unieron Buenos Aires y Nueva York en un Chevrolet 1928. Una epopeya de 32.000 kilómetros plasmada en el film Expedición Argentina Stoessel, que en 2008 abrió la primera edición y será proyectado en versión restaurada en 4k.
Más de 80 películas encima, música escrita para la ocasión y que sólo podrá escucharse ahí mismo, y un ambiente distendido que tranquilamente admite cortos y ojotas. Es el espíritu del festival que cerrará en la noche del sábado con Charles Chaplin. Carcajadas aseguradas y tres cortos sin respiro, Carlitos cambalachero (1916), Carlitos tramoyista (1916) y La calle de la paz (1917).
La música será de Eliana Liuni, que irá con la ductilidad de siempre del saxo, la flauta, la armónica y el clarinete al piano soy, los sintetizadores y los sonidos fx. A su lado, Francisco Casares pondrá voz y guitarra. Atrás, la figura indeleble del hombre de bigotes, galera y bastón, de andar de pingüino y querible. El mejor cómplice para una noche de sonrisas anchas.

FESTIVAL DE CINE Y MÚSICA DE SAN ISIDRO 2019
Miércoles 13 de noviembre, 20:30 hs
El héroe del río (Steamboat Bill, Jr.). EEUU. 1928. 71´.
Música interpretada por Antigua Jazz Band.
El 26 de abril de 1968 Antigua Jazz Band hacía su primera presentación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de inmediato pasó a formar parte de La Botica del Ángel, uno de los locales nocturnos más prestigiosos de la Ciudad de Buenos Aires en la década del 60. A cincuenta años de aquella presentación, la orquesta continúa su actividad en forma ininterrumpida. A los conciertos, espectáculos y  actividades de difusión se le suma también la musicalización de películas mudas que desde el año 2011 presentan en el Festival de Cine y Música que organiza la Subsecretaría de Cultura de San Isidro. Fue fundada en 1968 por ocho integrantes de la legendaria Guardia Vieja Jazz Band (1948) y cumplió un papel fundamental en la introducción del jazz de origen negro en la Argentina, con la idea de interpretar y difundir el jazz afroamericano. De aquellos ocho integrantes, Rolando Vismara continúa su actividad musical en Antigua Jazz Band.
La formación está preparada para desdoblarse en solos, dúos, tríos, pequeños conjuntos y la orquesta propiamente dicha. Su estilo es muy apropiado y abarca casi todas las formas de jazz tradicional, ya que su repertorio está compuesto por la creación de obras de Joe King Oliver, Louis Armstrong, Jelly Roll Morton y Duke Ellington y en el más puro estilo de sus autores. Según la exigencia de cada obra, utiliza muchas veces instrumentos no tradicionales de la música convencional, aunque sí fundamentales en el jazz, como el blue blowing, kazoo, washboard y banjo, a la vez que hilvana los ejemplos musicales con un relato que introduce al espectador en las características fundamentales de la música afroamericana.
Tras haber escuchado a la banda, el célebre saxofonista Harry Carney, que acompañó al maestro Duke Ellington en todas las formaciones que éste dirigió, manifestó: “Hemos tenido que recorrer todo el mundo para volver a escuchar nuestra propia música”.
Pablo Scenna (dirección, banjo y guitarra), Julio Juan (saxo alto), Sebastián Marcial Álvarez (saxo alto, saxo soprano y clarinete), Orlando Merli (saxo tenor, clarinete y violín), Gonzalo Martínez (saxo barítono y clarinete), Rolando Vismara, Claudio Cagegi y Santiago Avayú (trompetas), Valentín Vigil (trombón), Lucas Ferrari (piano), Leo Páez (contrabajo) y Jorge Monteros (batería). Scenna y Rolando Vismara (arreglos musicales).

Jueves 14  de noviembre, 20.30 hs
Noches de humor en cortos
El amante de la luna (Rëve á la lune), Francia, 1905. 6´
Fatty y Mabel a la deriva. EE.UU, 1916, 30´
Música interpretada por Marcelo Katz
Marcelo Katz es pianista, arreglador y compositor. Estudió con los maestros María del Carmen Aguilar, Francisco Votti,  Adriana de los Santos, Julio Viera, Gerardo Gandini y Leo Masliah. Su amplia formación le permitió tocar en el Ciclo de Música Contemporánea del Teatro San Martín y del CTC del Teatro Colón, acompañar al cantante Ignacio Copani, y ser  pianista y arreglador de la Porteña Jazz Band. En 2016 fue coarreglador y codirector del ensamble 100 años de Ginastera, y fue comisionado por el Ministerio de Cultura de la Nación para ejecutar las obras de este maestro, junto a la cantante Ligia Piro.
Compuso música para obras de danza y teatro, como Las criadas de Jean Genet, dirigido por Ciro Zorzoli, y Tarascones, dirigido por Gonzalo De María, e integra el proyecto Satidonio, junto a Damián Dreizik y Vanesa Wainberg, ganador en 2018 de la beca a la Creación del Fondo Nacional de las Artes.
Marcelo Katz: piano, sintetizadores, percusión, efectos y programación sonora.

Viernes 15 de noviembre, 20.30 hs
Expedición Argentina Stoessel.
Raid Buenos Aires-Nueva York- 1928-1930, 60´.
Música interpretada por Soneros del Calamaní.
Soneros del Calamaní nació en 2009 siguiendo el gusto por el son jarocho, género tradicional del sur de Veracruz, México. Viaja de punta a punta de Latinoamérica incorporando diferentes instrumentos (jaranas, requinto jarocho, violín, marimbol, leona, marimba de chonta y tarima); investiga en ese contexto los puntos en común con el folclore de la Argentina y Latinoamérica. La creación de nuevas canciones es parte fundamental de esta búsqueda en la cual la música de raíz y la versada popular son fuentes inagotables para la experimentación.
Maritza Pacheco Blanco (violín jarana y voz), Nicolás Kühnert (flauta traversa, jarana y voz), Facundo Soto (leona, contrabajo y marímbula), Pedro Gamboa (jarana y voz), Edision Cochi (marimba de chonta), Gastón Carabajal (percusión) y Lautaro Merzari (guitarra de son, mandolina y voz). Invitados especiales, Teresa Fiorenza (voz y percusión) y José Lavallén (guitarra y lap steel).

Sábado 16 de noviembre, 20.30 hs
Carlitos cambalachero (The Pawnshop), EE.UU, 1916. 32´.
Director: Charles Chaplin.
Carlitos tramoyista (Behind the Screen), EE.UU, 1916. 23´.
Director: Charles Chaplin
la calle de la paz (Easy Street) EE.UU, 1917. 24´.
Director: Charles Chaplin.
Música interpretada por Eliana Liuni.
Multinstrumentista y compositora especializada en instrumentos de viento. Se formó con los docentes más importantes en su especialidad (Luis Nacht, Marcelo Moguilevsky, Carlos Goldberg y Ricardo Cavalli), y también en bandoneón con  Lucía Ramírez y con Marcelo Delgado, Marcelo Katz y Diego Taranto en composición. Conjuga la música, el teatro y el cine, y es parte de reconocidos grupos nacionales e internacionales (Quique Sinesi Trío, Liliana Vitale Trío y Capitán Sanata). Como solista presenta su espectáculo La máquina de sentir, trabajó como música en Cabaret, el musical, Mateo, La inhumana, Tortazo y Parias, y realizó el diseño sonoro de Terrenal y de La vis cómica, ambas de Mauricio Kartun. Su vínculo con la música comenzó hace 10 años con Mudos por el celuloide, emblemático trío de sonorización y musicalización de films mudos en vivo. Para esta edición convocó a Francisco Casares, compositor, guitarrista, cantante, artista multifacético en teatro y creador del trío Niño Globo, con quien publicó dos discos de estudio.
Eliana Liuni (composición, saxo, clarinete, flautas, armónica, piano soy, sintetizadores, percusión y sonidos fx) y Francisco Casares (guitarra y voz).
En caso de lluvia las funciones se realizarán en el auditorio del Colegio San Juan El Precursor, Gaboto 879, Bajo de San Isidro.

domingo, 10 de noviembre de 2019

EL MUNICIPIO DE SAN ISIDRO ACCIONÓ CONTRA LOS RESPONSABLES DEL ACCIDENTE EN LA ROTONDA DE MÁRQUEZ

A raíz de dos accidentes producidos en los últimos días en la rotonda de Bernabé Márquez y Alexander Fleming, en los que dos conductores se estrellaron contra la fuente tras circular a alta velocidad, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, dictó un decreto a fin de que los responsables afronten los costos por los daños patrimoniales ocasionados.
“No podemos permitir, porque no sería justo, que los vecinos se hagan cargo de solventar gastos ocasionados por un acto de suma irresponsabilidad, imprudencia y negligencia”, expresó Posse.  
En ese sentido, el decreto estipula que en uno de los casos el responsable deberá pagar el servicio de grúa de gran porte utilizado para remover el vehículo del interior de la fuente, la reparación total de los daños ocasionados en la rotonda y las horas extras de los inspectores abocados a las tareas del ordenamiento de la congestión de tráfico que se produjo por el hecho.
Por otro lado, en referencia al segundo accidente, el conductor tendrá que hacerse cargo de los gastos por destrucción de bolardos de contención, rotura de caños de agua, picos y parte de la iluminación, y la rajadura del piso de un sector de la fuente.    
Además, el decreto aclara que los automóviles no serán entregados a los titulares hasta que se abone la totalidad de gastos por los daños ocasionados.
Esta medida es independiente y se suma a las sanciones que lleve a cabo el Juez de Faltas, que incluirán en su caso multas por conducir alcoholizados o negarse a realizar los exámenes de alcoholemia, y la inhabilitación para conducir por un plazo determinado.

lunes, 4 de noviembre de 2019

CASTRACIÓN Y VACUNACIÓN GRATUITA DE MASCOTAS EN NOVIEMBRE

El puesto móvil de Zoonosis del Municipio de San Isidro sigue recorriendo el distrito para castrar o vacunar en forma gratuita a felinos y caninos; en el horario de 9 a 12. (Ver Dónde).
Este servicio también está disponible todos los días (CON TURNO PREVIO) en la sede central de la Dirección de Zoonosis, ubicada en 3 de Febrero  536, de 8 a 17. Para mayor información comunicarse al 4512-3151. Vía mail: zoonosis@sanisidro.gov.ar
“El objetivo es concientizar a los dueños de las mascotas que la castración es el método más adecuado de control para evitar el nacimiento de crías que después son abandonadas. También previene en los animales enfermedades del aparato reproductor”, explicó Pablo Hernández, director de Zoonosis.

PARA TENER EN CUENTA:
Los interesados deben concurrir con una sábana limpia de aproximadamente 60 por 60 centímetros y una frazada.
El animal deberá tener 12 horas de ayuno sólido y líquido, y NO deben suministrarle medicamentos antes de la cirugía.

DÓNDE
Martes 5  –  Hipódromo Villa Hípica (Diego Carman 222). / Montevideo y Uruguay (Barrio Jardín, Boulogne).

Miércoles 6 – Plaza Alte. Brown (Los Plátanos y Martín Rodríguez, Villa Adelina). / CAPS Bajo San Isidro (Rosales 1196).

Jueves 7  –  Hudson y Neyer, Beccar. / CAPS Beccar (Bergallo y Udaondo).

Viernes 8  – Polideportivo Bajo Boulogne (Junín y Rivadavia). / Yerbal 470, Boulogne.

Sábado 9  –  Centro Cívico Beccar (Av. Centenario 1900). / Yerbal 470, Boulogne.

Lunes 11  – CAPS Av. Rolón y Tomkinson, Beccar. / Yerbal 470, Boulogne.  

Martes 12  – Udaondo y Neuquén, Beccar. / Montevideo y Uruguay, Boulogne.  

Miércoles 13  – Barrio Covicom (Piedrabuena 716, Villa Adelina). / Rosales 1196, Bajo de San Isidro.

Jueves 14 – Plaza San Martín (Bogado e Independencia, Boulogne). / Yerbal 470, Boulogne.    

Viernes 15 – Polideportivo Bajo Boulogne (Junín y Rivadavia). / Yerbal 470, Boulogne.

Sábado 16 – Paseo de los Inmigrantes (Piedrabuena y Ucrania, Villa Adelina). / 

Martes 19 –    Barrio Jardín, Boulogne.

Miércoles 20 – Plaza Stella Maris (Moreno y Colombres, Villa Adelina). / Rosales 1196, Bajo de San Isidro.

Jueves 21 – Barrio San Isidro (Camino Real Morón y Panamericana). / CAPS Beccar (Bergallo y Udaondo).

Viernes 22 – Polideportivo Bajo Boulogne (Junín y Rivadavia). / Yerbal 470, Boulogne.

Lunes 25 – CAPS Av. Rolón y Tomkinson, Beccar. / Yerbal 470, Boulogne.

Martes 26 – Polideportivo Bajo Boulogne (Junín y Rivadavia). / Yerbal 470, Boulogne.

Miércoles 27 –     Plaza Belgrano (La Calandria y Dean Funes, Villa Adelina). / Rosales 1196, Bajo de San Isidro.

Jueves 28 – Hipódromo de San Isidro Tatersal / CAPS Beccar (Bergallo y Udaondo).

Viernes 29 – Polideportivo Bajo Boulogne (Junín y Rivadavia). / Yerbal 470, Boulogne.