sábado, 18 de febrero de 2023

COMIENZA LA OCTAVA EDICION DE "BICICINE"

El Municipio de San Isidro junto a la Fundación Cinemateca Argentina (FCA) organiza la octava edición del festival Bicicine del 22 al 25 de febrero, a partir de las 21, en Pacheco y el río, Martínez, la plaza Castiglia de San Isidro, y en el Parque Público de Villa Adelina. Los vecinos podrán disfrutar de películas y food trucks con ofertas gastronómicas al aire libre.

 “Es una propuesta ideal para aprovechar las noches en la costa sanisidrense y recuperar el uso del espacio público. Estas actividades gratuitas en la costa, plazas y espacios públicos, además de promover la cultura, el uso de la bicicleta, nos permiten alentar el comercio y trabajo local”, sostuvo el intendente Gustavo Posse.

El clásico festival que invita a vecinos y visitantes a disfrutar de una programación de películas consagradas de la pantalla grande, este año sumará una nueva sala al aire libre: la plaza Castiglia de San Isidro. El evento también incluye opciones gastronómicas para todos los gustos.

“Con mucha alegría, y año tras año, notamos cómo cada vez más gente se suma con sus bicicletas, lonas y reposeras para ser parte de este ciclo que propone una salida muy original y muy distinta a cualquier otra, que comienza mucho antes de la proyección y se extiende más allá del fin de cada película”, expresó Eleonora Jaureguiberry, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro.

El proyector se encenderá el miércoles 22 de febrero a las 21:00, horario en el que se realizarán todas las funciones, en la Playa de Pacheco y el río, Martínez, con CODA, Señales del corazón (2021) abrirá en modo subtitulado. Un film cuyas siglas significan, en inglés, Hijo de Adultos Sordos, con una adolescente como única oyente en una familia de sordos, algo de romance juvenil, algún apunte social sobre la precarización laboral, ciertos pasos de comedia, mucho del mundo musical y un claro mensaje: que los sueños, por más grandes que sean los obstáculos, pueden cumplirse.

El jueves 23 habrá debut de locación, cuando en la plaza Castiglia (Don Bosco y Garibaldi, San Isidro) comience la proyección de la primera película de la saga Cómo entrenar a tu dragón (2010), doblada al español. Una comedia de acción ambientada en el mítico mundo de los rudos vikingos cazadores de dragones salvajes que tiene como protagonista a Hipo, un tímido adolescente que debe demostrarle a su padre y a todo el pueblo que puede ser un guerrero, aunque él prefiera ser amigo de los dragones.

El viernes 24, la pantalla iluminará al Parque Público de Villa Adelina (José María Moreno y Colombres) con la versión subtitulada de la comedia romántica Mamma Mia! (2008). Una pequeña isla griega y una madre soltera y rebelde que enloquece cuando su hija, a la que nunca le reveló la identidad de su padre, invita secretamente a tres de sus antiguos ex amantes a su boda para descubrir el secreto.

El cierre del festival será el sábado 25 en el mismo escenario, con Heidi (2015/ doblada al español), basada en la aclamada novela homónima de Johanna Spyri. La felicidad de una niña huérfana criada en las montañas por su solitario y sencillo abuelo se quiebra cuando Heidi es llevada a la ciudad por una tía para que sea educada por una familia rica. Allí, entabla amistad con la hija con discapacidad de esta familia, pero no deja de añorar la vida junto a su abuelo.

Bicicine forma parte del ciclo “Verano en San Isidro, que hasta el 19 de marzo llegará los espacios públicos de las distintas localidades con espectáculos y actividades gratuitas y para toda la familia.

viernes, 17 de febrero de 2023

EL CARNAVAL SE FESTEJA EN SAN ISIDRO

El Municipio de San Isidro organiza el festejo que se realizará el domingo 19 de febrero, a partir de las 19, en avenida Rolón y Olazábal, Boulogne. Participarán unas 17 murgas representantes de los distintos barrios del distrito.

“Un encuentro para que disfruten todos los vecinos y para reconocer a las murgas que, desde sus respectivos centros culturales, trabajan todo el año para que este desfile sea cada vez más completo y profesional, y para seguir conteniendo socialmente a sus integrantes, sobre todo a los niños, niñas y adolescentes”, expresó el intendente de San Isidro, Gustavo Posse.

Danza, música, percusión, lentejuelas, plumas, colores, espuma y mucho más, serán parte de esta fiesta que reunirá a 17 murgas en avenida Rolón y Olazábal, en el corazón de Boulogne. Desde allí, recorrerán un trayecto de varias cuadras por el corsódromo que hasta pasada la medianoche palpitará al compás de los elencos.

“El sentir de nuestros barrios se ve reflejado en esta fiesta de música, danzas y coreografías a cargo de elencos atravesados por todas las franjas etarias, desde niños muy pequeños hasta adultos mayores. Una fiesta genuina y con una alegría contagiosa que todos estamos esperando”, sostuvo Eleonora Jaureguiberry, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro.

Irán saliendo al ruedo, Centro Murga Fantasía de Carnaval; Centro Murga Dueños del Sonido; Centro Murga Los Auténticos Soñadores de San Isidro; Centro Murga Los Inmortales de la Eterna Sonrisa; Centro Murga Locos por el Ritmo; Centro Murga Los Fantoches de San Isidro; Centro Murga Lloviendo Estrellas; Centro Murga Los Desordenados de Beccar; Centro Murga Los Soñadores de Beccar.

También se presentarán el Centro Murga Los Divertidos de San Isidro; Centro Murga Los Guerreros del Compás de Boulogne; Comparsa Caporales Amado Jesús de San Isidro; Comparsa Fraternidad Caporales Reyes de Boulogne; Centro Murga El Banquito de Beccar; Centro Murga Los Auténticos de Boulogne; Centro Murga Los Chiflados de Boulogne; y Centro Murga Los del Mal del Sauce.

Entre elenco y elenco, estará la compañía Excentric Circus, de Diego Letjman, en clave de humor, clowns, destrezas circenses y mucho más.

Además, cada pasada estará bajo la lupa del destacado jurado de la IV edición del Concurso Municipal de Murgas de San Isidro, que entregará $200.000, $100.000 y $50.000 a los tres primeros puestos, quienes además podrán elegir el orden en el que desfilarán en la edición 2024. Estandartes, vestuarios, banderas, desplazamientos, contenidos, músicas, coreografías, espíritu carnavalesco y otros ítems serán clave a la hora de elegir a los ganadores, que se conocerán el 22 de febrero de 2023.

En caso de lluvia, el festejo pasará para el lunes 20 de febrero.

sábado, 11 de febrero de 2023

MARTIN GRAMATICA, EL VECINO DE SAN ISIDRO QUE GANO EL SUPERBOWL

Eran los primeros meses de 1998 cuando una carta a mi nombre llegó a la redacción del Diario Olé. Claro, todavía eran épocas más de correo real que virtual… Un lector de USA avisaba que había un argentino que la rompía en el fútbol americano, puntualmente en el ámbito amateur, la NCAA, jugando para la Universidad de Kansas State, pero contaba además que tenía un futuro inminente en la famosa NFL. El sobre papel madera adjuntaba recortes de diarios y refería que se trataba de un pateador que no sólo tenía un gran talento para esa función específica, sino que además usaba la N° 10 en honor a Diego Maradona y festejaba cada gol de campo como él, saltando y gritando, algo atípico en aquel país. Rápidamente hubo que averiguar más en una incipiente Internet y saltaron más artículos que hablaban de este argentino-sensación de 22 años que venía de ganar el premio Lou Groza al mejor pateador colegial en 1997.
Casi inmediatamente llegó la primera comunicación, primero con sus padres, el veterinario Guillermo y su esposa Laura, quienes se habían afincado en un campo en La Belle, Florida, luego de vivir en San Isidro, antes de decidir mudarse a USA, en 1984. Cuando se dio la charla con Martín, ya no quedaron dudas: la historia era apasionante, aunque claro, en un país tan futbolero como el nuestro, su caso generaba escepticismo sobre la aceptación de la gente y hasta burlas en la redacción. Así comenzó un seguimiento que se potenció cuando, en diciembre de aquel 1998, Martín logró un récord nacional con el gol de campo sin tee -o apoyo- más largo de la historia (65 yardas, 59.5 metros) y meses después, cuando sorprendentemente fue elegido en la tercera ronda del draft de 1999. Una posición muy alta para un kicker. Ni hablar cuando Automática, apodo que se ganó por su eficacia y por lo bien que rimaba con el apellido, comenzó a brillar en la NFL y luego, en febrero de 2003, cuando tocó el cielo con las manos ganando el Superbowl con Tampa Bay Bucaneers, siendo todavía el único argentino en la historia en imponerse en la superfinal del deporte más popular de USA que, este domingo, tendrá la 57° edición, enfrentando a Philadelphia Eagles y Kansas City Chiefs.
Jugar al fútbol americano no estaba ni en los planes más remotos de Martín cuando sus padres se mudaron cerca de Fort Myers. Era delantero-goleador y todavía soñaba con jugar al fútbol. Si podía ser en Boca, el club de sus amores, mucho mejor. Pero pocos años después entendió que eso sería imposible. Lo intentó igualmente, cuando se sumó al secundario en La Belle, hasta que un coach de fútbol americano vio que en su pierna derecha tenía un cañón. “Me vio patear en un entrenamiento de fútbol -su soccer- y me preguntó si quería hacer una prueba para ser kicker del equipo de football”, rememora Martín.
El entrenador quedó impactado porque, sin entrenamiento y con una técnica totalmente distinta, Martín mostraba una gran facilidad para anotar goles de campo, incluso lejanos. Una práctica que, meses después, comenzaría a especializar en el campo de su padre, quien le armó una hache -arco de football- casera donde Martín aprendió a patear “entre la bosta de las vacas”, como precisa Guillermo entre risas. “Ahí fue cuando decidí darle una chance al deporte, básicamente porque sabía que tenía muchas más chances de conseguir una beca en una universidad, aunque siempre creyendo que seguiría intentando jugar a nuestro fútbol”, recuerda. Nunca pasó. Lo del fútbol, claro. Lo otro superó sus expectativas. Y las de todos.
Tan bueno y veloz fue su crecimiento que, en su primer año y último del secundario, con apenas meses de experiencia, metió 8 de 10 goles de campo, incluyendo uno de 52 yardas, y logrando que 38 de sus 49 patadas de inicio no permitieran siquiera devoluciones (touchbacks). Esos números despertaron el interés de Kansas State, que le ofreció una beca para ser su pateador. Nada cambió en la NCAA. Al revés, el pibe se potenció. Durante sus cuatro temporadas, anotó 54 de 70 goles de campo (77%) y 187 de 192 intentos de puntos después del touchdown (como la conversión del rugby), obteniendo un récord escolar de 349 puntos en cuatro temporadas. Estableció la marca top de una temporada con 135 puntos y lo dicho, el gol de campo más largo sin apoyo (65 yardas). Logros que le valieron el apodo de Automática porque cada vez que intentaba a los palos, se daba por sentado que iba adentro. En especial aquella temporada casi perfecta del 97, cuando metió 19 de 20 goles de campo y 37-38 extra puntos.
Fue todo emoción en la familia cuando Gramática fue elegido en el draft, más aún por ser seleccionado por los Bucs, a 240 kilómetros de su casa. Martín nunca decepcionó. En su temporada de novato llegó al 84.4% de goles de campo (27-32) y a un 100% en puntos extra. Repitió con un 82.4% en la segunda y así se ganó un lugar en el Pro Bowl del 2001. De repente, allá y acá era una personalidad del deporte. Todos hablaban de él. Allá sorprendió su talento y alocada forma de festejar. No eran tiempos de videos virales pero sí sorprendía al ver a un petiso (1m73) entre gigantes gritando, saltando, tirando puñetazos al aire y subiéndose arriba de compañeros que parecían mastodontes. Acá sorprendía que un argentino fuera famoso allá, sólo entrando a patear por escasos segundos. “En campo estoy, en total, un puñado de minutos. Entro, pateo y salgo. Eso sí, debo hacerlo con precisión y rapidez. En los goles de campo tengo tres centésimas entre que un compañero la tira hacia atrás, otro la agarra-acomoda y yo le doy a los palos. De lo contrario, la muralla que forman los rivales y corre hacia vos puede tapar el disparo”, explica Martín.
Gramática mantuvo su alto nivel en 2001 (79.3% de goles de campo y 100% en extra puntos) y 2002 (82.1% y 100%), logrando firmar una millonaria extensión de contrato. Los 14.5 millones lo convirtieron en el cuarto argentino mejor pago de aquel año, detrás de Hernán Crespo, Gabriel Batistuta y Juan Sebastián Verón, curiosamente uno de sus mejores amigos en la actualidad que lo ha hecho equiparar la pasión de Boca con la de Estudiantes (LP). En aquella temporada ocupó el quinto puesto en puntos anotados, el primero en goles de campo y el décimo con mejor porcentaje en esos field goals. Temporada que el sanisidrense coronó ganando nada menos que el Superbowl, ante Oakland Raiders por 48-21. Martín anotó nada menos que 12 puntos, producto de dos goles de campo (como penales del rugby, valen tres puntos) y tres extra puntos (valen un punto y se patean tras los touchdowns). Cuando terminó el juego, en la nota de los festejos, impactó a todos en la transmisión en castellano al gritar “esto es para todos los hijos de puta que no confiaban en nosotros”. Un resumen claro de que, pese a jugar un deporte bien yanqui y vivir desde hacía casi 20 años en Estados Unidos, seguía siendo bien argento. Un espíritu y una pasión que se han mantenido inalterable desde aquel 2003.
Aquella fue su última gran temporada. Una rebelde pubalgia comenzó tras aquella final y, por una mala operación, tuvo que jugar con dolor y bajó su eficacia al 65% en goles de campo. Una tendencia que siguió en el 2004, lo que hizo que fuera dado de baja por los Bucs. Firmó con Indianápolis Colts pero ni siquiera una nueva operación pudo mejorar su situación física y se perdió todo el 2005. En 2006 fichó primero con New England Patriots y después con Dallas Cowboys. Pero en ninguno pudo mantenerse. Su carrera en la NFL la cerró en 2007 con un breve paso por Saints de New Orleans. Eso sí, no fue el único Gramática en la NFL. Su hermano Guillermo, el del medio, hizo una muy buena carrera universitaria y fue elegido en la cuarta ronda del draft 2001. La fama de Martín y el potencial de Guillo hizo que fuera el kicker titular de Arizona Cardinals durante las primeras dos campañas hasta que una lesión grave de ligamentos, festejando un gol de campo, fue el comienzo del fin. En total, jugó 34 partidos. Santiago, el menor, también lo intentó pero no llegó a ser el tercer hermano en llegar al profesionalismo del deporte más popular.
Hoy, 20 años después de aquella conquista del Superbowl, Martín sigue siendo tan nuestro como en aquella época. En el diálogo con Infobae no hay ni una palabra que permita pensar que el interlocutor vive hace 40 años en USA. Pero no es sólo él. En su casa, que comparte con su esposa Ashlee y tres hijos, Nico (16 años), Gastón (15) y Emme (11), se habla nuestro idioma, se toma mate, se come asado y, claro, se practica nuestro fútbol. El mayor jugó siempre al soccer hasta que ese año se volcó al football, como kicker, igual que el padre, y ya está bien alto rankeado en el país buscando conseguir una beca universitaria. El del medio juega en varias posiciones del football y la nena impacta con su habilidad con la N° 5. Por los videos que sube el padre promete tener un futuro promisorio aprovechando el auge que existe allá desde hace décadas con el fútbol femenino.
Todo como lo transmitió el padre. “En casa se habla castellano y ellos, a todo el mundo, les dicen que son argentinos. Aunque creo que más por Messi que por mí”, aclara, entre risas, quien no ha dejado de evangelizar con nuestra idiosincrasia. “Nuestra patria es donde nacemos, no importa donde vivamos. Nuestra casa es nuestra mini Argentina. Y siempre será así. Si juega Argentina ante Estados Unidos, hasta mi mujer quiere que gane Argentina. Ni hablar lo que fue el Mundial. Fue una locura absoluta lo que vivimos. Y lo que disfrutamos”, comenta quien cambió de país pero nunca de pasión.
El fútbol es un cordón umbilical que nunca se cortó y hoy en día traspasa a toda la familia. Actualmente, además de comandar la empresa de construcción de casas prefabricadas que tiene con sus hermanos, él alterna el tiempo con la conducción técnica de un equipo de fútbol infantil y con tareas de comentarista -radio, en castellano e inglés- de los partidos de los Bucs, donde siempre lo tienen presente por ser uno de los pocos campeones de la historia. Martín sigue el fútbol americano, pero nunca llegó a ser la pasión que siente por nuestro futbol. “Cuando llegamos no sabía ni las reglas e incluso me costó años aprender el juego. Te diría que no terminé de conocerlo a la perfección porque no tenía la necesidad al entrar solo a patear y, además, porque siempre me interesó más nuestro fútbol. Si se superponía un partido de Boca y uno importante de la NFL, incluso un Superbowl, ni lo pensaba”, admite sin ponerse colorado.
Este domingo se viene una nueva edición de un evento que es mucho más que un partido, un verdadero show que tiene muchísimo de negocio, más allá de coronar a un equipo. “Para el jugador es muy difícil no solo por la presión del partido, sino porque el famoso show dura mucho. Vos calentás habitualmente 15 minutos, pero en este caso el parate es de media hora. Y en el entretiempo lo mismo. Entonces tenés mucho tiempo para pensar y enfriarte. No es nada fácil. Para el jugador es raro porque para la TV es más el show que el partido, pero hay que intentar estar metido porque el premio es grande”, explica, dando un ejemplo de la importancia que genera ganarlo. “Es casi como ganar un Mundial. Son muy pocos los jugadores que llegan y ganan. Un ejemplo es Dan Marino, el histórico mariscal de campo de Miami Dolphins que es uno de los mejores jugadores. Está en el Salón de la Fama, pero nunca ganó un Superbowl y es una espina. Ganarlo te pone en otro lugar y te abre muchísimas puertas. Acá todo el mundo te reconoce. Y eso te da oportunidades, como yo tuve y pude aprovechar”, reconoce.
Lo dice Martín Gramática, un futbolero que soñó con meter goles en la Bombonera pero entendió que su futuro estaba metiendo otro goles, de campo y extra puntos, en Estados Unidos. Así tocó el cielo con las manos y forjó su futuro. Hoy, en familia, disfruta de una pequeña Argentina en su casa y espera que sus hijos puedan hacer su futuro con la ovalada, pero siempre teniendo al lado la N° 5 y el espíritu de cada argentino. (Fuente: INFOBAE)