viernes, 29 de mayo de 2020

RONNIE SCOTT, 102 AÑOS, JUGÓ EN EL CASI, PELEO EN LA II GUERRA MUNDIAL Y VOLO CON SAINT EXUPERY

Ronnie Scott tiene 102 años y vive solo, frente al Club Atlético San Isidro (CASI), la institución con la que está identificado desde casi toda su vida y en la que siguió realizando múltiples actividades hasta que se decretó el confinamiento obligatorio, por la pandemia mundial de coronavirus. Desde antes de la cuarentena, hace sus propias compras en su bicicleta. Ahora también...
En el medio de la pandemia se difundió un video de Ronnie alentando a la gente a quedarse en sus casas. "Soy un voluntario más en esta guerra. Así que la vamos a ganar si me quedo en casa. Estamos juntos con unos cuantos más en esta guerra. Hacemos lo que podemos, pero vamos a terminarla", sostiene. "Hacé como Ronnie. Quedate en casa", finaliza la breve filmación, en la cual Scott se encuentra en la puerta de su casa y se entrelazan imágenes de la guerra.
Si bien nació en Villa Devoto, Scott es hijo de padre escocés y madre inglesa y tiene una vida de película. Peleó en la Segunda Guerra Mundial, donde piloteó aviones de caza para la Armada Real Británica. Ronnie fue uno de los 5.000 argentinos que se alistaron como voluntarios para pelear junto a los aliados. Sintió el impulso de ir cuando tenía 24 años y jugaba en la Primera de Belgrano Athletic. Tiene una vida tan ligada al deporte que llevó hasta... la guerra.
"El jefe de la escuadrilla me pidió que haga los equipos para jugar los partidos de rugby entre los diferentes escuadrones. Cuando no hacía vuelos, formaba los equipos de rugby", contó.
Al rugby jugó en la Primera de Buenos Aires Cricket & Rugby Club, GEBA, Pucará, Belgrano Athletic y en el CASI, donde es socio desde 1935 y dirigió la Cuarta División en algunos pasajes de la década del 80. En el club de San Isidro también jugó al hockey sobre césped y al cricket, donde llegó a la Selección Argentina con la cual viajó a Chile a disputar un torneo.
Como muchos argentinos, también jugó al fútbol. "Por tres años (1936, 37 y 38) jugué en la Liga Británica de los sábados. Tenía un tío que era gerente de una sección del Ferrocarril Roca y el fue referí. Todos los sábados había dos canchas y las camisetas las ponía el ferrocarril", recordó.
"La gente que estaba cerca venía a ver a estos locos ingleses y siempre hinchaban por el equipo de camiseta roja. Lo que no sabían es que antes de partido los equipos tiraban la moneda para ver a quién le tocaba cada camiseta. También jugué en el Belgrano Day School (uno de los colegios a los que fue). Jugaba de 10...", rememoró con entusiasmo.
En la actualidad, juega a las bochas y al bridge. Antes de la pandemia, salía varias veces por semana para realizar sus diferentes actividades. "Los lunes a la tarde tenía bridge en Vicente López; los martes a la tarde me cruzaba al CASI y tenía bridge, los jueves a la tarde tenía bochas inglesas y los jueves a la noche cenaba con los veteranos de rugby al lado de la cancha de bochas", resumió con extrema precisión.
Su vida tiene historias increíbles. Por ejemplo, cuando tenía 14 años, fue al club Hurlingham a ver un partido de polo en el que jugaba el Príncipe de Gales y futuro Rey de Inglaterra, Eduardo VIII.
"En ese partido, el príncipe Eduardo se arrimó al cerco y me pidió una agua tónica. Fui a buscársela y pedí que le pusieran limón. Cuando se la di, le gustó. Al día siguiente, la Embajada Británica me invitó a conocer el portaaviones Águila, que fue el primero que vino a Buenos Aires, y eso me quedó grabado en la mente para siempre", reconoció en otra entrevista con este diario, en 2017.
Allí comenzó una de sus tantas pasiones: la aviación. La que lo llevó a pelear en la Segunda Guerra Mundial. También a ser piloto de Aeroposta (la antecesora de Aerolíneas Argentinas) donde fue tesorero. Allí compartió vuelos por la Patagonia junto con Antoine de Saint-Exupéry, el reconocido autor de El Principito.
"El libro que realmente vale (de Saint-Exupéry) es uno que se llama Vuelo Nocturno porque es algo increíble. Te da la base de que si estás en un avión y querés ir a algún lado tenés que ponerle fe que vas a llegar...", reflexionó con fina ironía.
Ronnie nació en 1917, por lo que convivió con las "tres guerras" más fuertes de la historia. En la Primera Guerra Mundial, que finalizó en 1918, era apenas un recién nacido. En la Segunda Guerra Mundial, estuvo en el frente de combate. Y en esta, en la llamada "guerra del virus" con una pandemia mundial por el Covid-19, brindó un mensaje alentador.

- ¿Cómo consiguió todos esos logros?
​- En la vida hay que ser buena onda. La buena onda sale del respeto que uno tiene para sí mismo y para los demás.

Toda una reflexión que deja pensando...
(Fuente: Clarin.com)

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