miércoles, 23 de mayo de 2012

"Nacionalización de YPF: Sin normas y sin sustentabilidad no hay desarrollo", por Dr. Carlos Castellano

No es lo mismo ser una potencia económica y/o militar que un país desarrollado. Para que haya desarrollo necesitamos algo más. Necesitamos la unión de las fuerzas productivas y creativas de una nación para que logren ser competitivas en un mundo globalizado y puedan maximizar eficientemente producción y distribución sustentable de los bienes y servicios. El desarrollo, para ser realmente un instrumento de crecimiento social, necesita la unión de actores políticos, culturales, económicos y sociales en una institucionalidad segura, con reglas claras.
Así que resulta sorprendente en el debate por la nacionalización de YPF que gran parte de los dirigentes políticos y sociales hayan expresado la importancia estratégica de su nacionalización para el desarrollo sin considerar la gravedad que supone violentar la previsibilidad (http://www.elnuevoherald.com/2012/05/16/1204478/repsol-demanda-a-argentina-ante.html) y razonabilidad que deben ofrecer las reglas de juego. Todos hemos acordado convivir, trabajar, invertir, estudiar, ahorrar y desarrollar una inmensa cantidad de acciones que hacen a la vida moderna en sociedad. Y hemos decidido hacerlo en orden y respetando al otro. Lo permanente y estratégicamente valioso para el desarrollo debe ser justamente el respeto por las reglas de juego, por las formas de convivencia que aceptamos como válidas.
Cuesta entender como algunos de los sectores de la politica partidaria (http://www.zonanortediario.com.ar/despachos.asp?cod_des=20268&ID_Seccion=146) más consustanciados con el valor de la institucionalidad, abandonan esa bandera para sumarse al discurso de que los objetivos son más importantes que las formas. Ese fue uno de los déficits que marcó al populismo, su desprecio por las formas. No podemos caer en el mismo error.
Mientras la dirigencia política, económica y social de la Argentina no entienda el valor estratégico de construir institucionalidad a partir de reglas de juego previsibles, que respeten la importancia de las formas, difícilmente vamos a poder ser una nación desarrollada.
Parece que a la idiosincrasia argentina le gusta la imprevisibilidad. Como si romper sistemáticamente las reglas de juego, nos hiciera más “piolas”, más vivos, como cuando celebramos “la mano de Dios”.
Cada cual puede sentirse como quiera con su idiosincrasia, pero cuando miramos el caso concreto de la nacionalización de YPF uno no puede por menos que preguntarse, ¿somos realmente “piolas” con esta decisión?, ¿es de “vivos” hacer esta apuesta tan extemporánea por el petróleo?, ¿tiene hoy el petróleo un valor estratégico esencial?

La respuesta unitaria debe ser No
Siempre pensé que fue un error privatizar YPF. Pero un error no puede taparse con otro. Claro que el petróleo tiene valor, mucho valor, pero no esencial. Lo fue, como el carbón, en el mundo de las revoluciones industriales basadas en combustibles fósiles, energías altamente contaminantes, para producir sobre todo bienes. Pero en un mundo cuyo crecimiento tiene que ver con el manejo de la información, de mejores tecnologías, de más inteligencia y enfocado a producir sobre todo servicios, la matriz energética puede y debe cambiar (www.vidasilvestre.org.ar // informe dWWF). Pensar que el petróleo es y será un sistema energético sustentable y por ende estratégico no sería muy hábil por nuestra parte: el calentamiento global no aguanta más emisiones de dióxido de carbono (CO2).
El mundo más desarrollado está trabajando intensamente en reemplazar y complementar las energías de combustibles fósiles (el petróleo entre ellas) como fuentes principales de energía. La Unión Europea tiene como meta llegar al 2030 (http://ec.europa.eu/energy/index_en.htm) con un sistema de energías limpias y renovables que permita abastecer casi el 50% de su consumo. Estados Unidos y Japón caminan por la misma senda.
No podemos aspirar al desarrollo si violamos las reglas y si no sabemos mirar al futuro. No podemos aspirar al desarrollo sin respeto por las formas y sin objetivos de sustentabilidad.
Ninguna propuesta política que se defina como comprometida con el desarrollo, o que se autodenomine “progresista”, puede avalar que la nacionalización o expropiación de YPF es de alto valor estratégico, cuando sostener ello significa, al mismo tiempo, debilitar la previsibilidad institucional y continuar pensando en un sistema energético que nos aleja del futuro.
No podemos aspirar al desarrollo empecinados en la idea de que nuestros actos carecen de consecuencias para el presente y para el mañana.

Dr. Carlos Castellano
Presidente Bloque Acción Vecinal San Isidro
(ccastellano@sanisidro.gov.ar)

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