martes, 3 de mayo de 2011

Un estadio genera polémica en San Isidro

Una fuerte controversia promete rodear hoy la votación para la renovación de autoridades del Jockey Club, una de las instituciones más tradicionales de Buenos Aires, a raíz del proyecto de instalación de un estadio cubierto para 15.000 personas en la intersección de las avenidas Centenario y Márquez, en dominios de ese club centenario, en San Isidro.
A la vez, crece la oposición de vecinos sanisidrenses que por estas horas recolectan firmas para frenar el proyecto, pergeñado por el consagrado arquitecto Carlos Ott, autor de la Opera Bastilla, en París.
La iniciativa representa una inversión de US$ 100 millones repartidos en 50.000 m2 de puro diseño vanguardista para un predio de 4,3 hectáreas, a metros del Hospital Central de San Isidro.
El proyecto contempla además de la construcción de una arena cerrada con aislación acústica para albergar espectáculos artísticos y deportivos, un ballroom para 2000 personas, locales comerciales, una playa de estacionamiento para 3000 vehículos y un puente peatonal sobre Centenario, que unirá el complejo con la estación de San Isidro.
El Jockey Club ostenta superficies ociosas de terreno en sus dominios de 300 hectáreas de verde y, desde hace años, persigue una fuente alternativa de ingresos a la que le aportan su hipódromo y las cuotas de sus 5300 socios activos.
La Municipalidad de San Isidro le negó sistemáticamente cualquier posibilidad de instalar un casino o máquinas tragamonedas para sumarles rentabilidad a las apuestas hípicas y, desde entonces, el club, que afronta un déficit de caja de dos millones de dólares, escucha ofertas para desarrollar sus superficies ociosas. Su intención es ceder terrenos en venta o alquiler.
"En los últimos dos años, nos acercaron 12 proyectos para construir desde oficinas hasta estacionamientos, pero ninguno prosperó. La única propuesta firme fue la de Jorge Born (h.), que llegó a través de la Comisión de Carreras del club por medio de Jorge «Corcho» Rodríguez", explicó a LA NACION el presidente del Jockey Club, Bruno Quintana.
En diciembre pasado, Quintana junto con la comisión directiva (CD) del club, en cuya asamblea ordinaria de hoy se deberá votar por la renovación del presidente y de once vocales y por la aprobación de la memoria de gestión y balance del club en 2010, firmó una carta de intención con Born, para sellar el negocio.
En calidad de comisionista de Arenas Argentinas, una sociedad anónima por constituirse, Born se financiaría con un préstamo de US$ 60 millones del Banco Nación y abonaría por adelantado, en tres años, US$ 12 millones, equivalentes al alquiler por 40 años del predio. Culminado ese lapso, la edificación volvería a ser propiedad del Jockey Club.
Pero el grueso del negocio, que además contempla la opción de ceder otras siete hectáreas para desarrollar una área comercial sinérgica con la arena, desencadenó una guerra de oposiciones entre los socios.
Amenazas de denuncias penales, la formación de un comité de salvación del club, junto con las acaloradas discusiones en las reuniones informativas y llamados por mail a impugnar la iniciativa han llevado la discusión del proyecto a un punto de extrema sensibilidad.
"Lo que indigna principalmente a los socios es que se haya avanzado con algo de semejante envergadura sin comunicación previa", confió un socio que habló en reserva. "Luego, la ausencia de una licitación pública para transparentar el proceso y sumar ofertas alternativas junto al hecho de haberlo presentado casi como un hecho consumado, aunque podamos vetarlo. Recién después vienen los términos leoninos del contrato que no ofrecen avales ni garantías, restringen las actividades del club en sus 300 hectáreas, permiten la cesión del negocio a terceros, sin necesidad de consentimiento del club [es decir, que mañana lo puede comprar y manejar el gremio de Moyano], y hasta lo obliga a tener que venderle tierras a Born, si llegara a donar o desprenderse de algún otro predio", graficó la fuente.
San Isidro se jerarquizaría con "centro de eventos artísticos, deportivos y culturales comparables a los mejores del mundo", se entusiasmó por su parte Carlos Juni, socio de Born en la iniciativa. Y precisó que la arena se eregiría "en lo que fue la laguna de riego, que hoy contiene una importante cantidad de fango que es necesario remediar".
Pero el clima está más que caldeado: se tomó una seña de US$ 500.000 para presentar un negocio cuyas condiciones no terminan de conformar a los socios. Y en esa coyuntura Quintana, presidente de la institución desde 2003, espera la aprobación de su memoria de gestión y su reelección a través de una lista única.
"Se impugnará toda la asamblea, o puntualmente el balance. Hay socios que tacharán el nombre de Quintana y de los vocales en las boletas como gesto de desaprobación. Se vive un clima muy denso de tensión", describió otra calificada fuente.
Desde 1955, cuando el peronismo incendió su sede social de Florida, que no se vivía una discusión semejante en la institución fundada por Carlos Pellegrini y Miguel Cané para promover los deportes ecuestres.
"He tomado nota de las objeciones de los socios y en muchos casos tienen razón. El contrato puede mejorarse o no firmarse. Pero en esas tierras algo debe hacerse -afirmó Quintana-. El Jockey no impulsará nada que los socios no aprueben."
Al margen de ese álgido debate, las juntas vecinales sanisidrenses juntan firmas de rechazo y avanzan con un petitorio de no aprobación del estadio para presentarle al intendente, Gustavo Posse.
Consultado por LA NACION, Posse fue sumamente cauto respecto a la factibilidad de que ese estadio de última generación logre finalmente construirse. Aunque, tal como prevé la ley provincial de medio ambiente, desde el 18 de marzo abrió la instancia de consulta a técnicos y vecinos.
"Si la comunidad lo apoya, será bienvenido. Pero si hay objeciones, como estamos recibiendo, serán cuidadosamente analizadas y atendidas, cosa que estamos muy seriamente haciendo", deslizó Posse.
En tanto, hoy a partir de las 18, en lo que promete ser una asamblea multitudinaria, el Jockey Club definirá, en parte, una porción de la suerte de su institución. (fuente: Diario La Nación)

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