viernes, 1 de noviembre de 2013

Taller de constelaciones familiares en San Isidro

“Para entender qué se siente en esta clase, hay que vivirlo. No hay que ser racional sino que hay que dejar fluir los sentimientos. Es una sensación difícil de explicar porque es muy personal”, indicó Nicolás Godoy de San Martín cuando salió del Taller de Constelaciones Familiares en la Casa de la Cultura de Villa Adelina en San Isidro.
La Constelación es una terapia alternativa que sostiene que existe una transmisión de conflictos y preocupaciones familiares de generación en generación, y propone superarlos trabajando en grupo y con la ayuda de representantes. La Constelación Familiar sirve para que cada uno se coloque en el lugar que cree le corresponde dentro de su núcleo íntimo.
El taller, al que fueron más de 20 personas, estuvo a cargo de la psicóloga Mónica Belhartz y la counselor Mariela Ducasse que hace varios meses lo dictan en distintas zonas de San Isidro. Belhartz explicó cómo es una sesión: “Se puede tratar todos los temas y cualquiera puede participar porque partimos de la base de que todos somos hijos y tenemos una historia familiar. La persona que vaya a ‘constelar’ elige quiénes van a representar su historia y arma su constelación sin participar. Ésa es su imagen del conflicto. Nosotras la guiamos y  ayudamos para lograr una armonía”.
Cuando fue el turno de Ricardo, las sillas formaban un círculo. En el medio, él armó su constelación y ordenó a tres participantes que lo representaran a él, a la madre de su hijo y a su hijo.
La imagen era fuerte: Sin decir una palabra, enfrentó a su propio representante con el de su hijo. Lejos de ellos ubicó a la madre. Después, Ricardo se sentó y observó.
Las coordinadoras se acercaron a los participantes y les preguntaron qué sentían en ese lugar que Ricardo les había indicado. Sobre la base de sus percepciones, ellas los reubicaron y quedaron los dos padres detrás del hijo. Más tarde, Ricardo se sumó a la escena y analizó cómo había cambiado su conflicto.
“Nuestra formación nos permite analizar la situación, preguntar y reubicar a cada integrante hasta que sentimos que se logró un equilibrio. Para eso observamos la postura, la distancia y la mirada entre las personas que representan el problema”, sostuvo Ducasse. Y continuó: “El objetivo es reordenar el esquema que le genera incomodidad al protagonista”.
Nicolás, que ya participo varias veces en el taller, señaló que para él la Constelación es una herramienta que se complementa con otras como por ejemplo el psicoanálisis. La diferencia es que esta terapia alternativa tiene un resultado más inmediato. También explicó que por lo general, apenas termina de constelar, se siente en paz y después, con  el tiempo, nota cambios en la relación con  sus familiares.
Algo similar opinó Iliana Pichioni, vecina de Villa Adelina, que va al psicólogo y ésta fue su primera experiencia en un taller de Constelación. “En terapia me enfoco a cuestionar más. En cambio, esto me sorprendió mucho porque traté temas que ni yo me había dado cuenta que me molestaban porque no estaban tan a la vista”.
Ducasse destacó que a diferencia de la terapia convencional en la que se trabaja a través de la palabra, en el taller lo hacen sin contar cuál es el problema sino que en silencio grafican el conflicto a través de una imagen e intentan modificarlo en el momento.
“Quien ‘constela’ es espectador de su propio conflicto. Y para plantear una solución, tenemos que entender cómo se siente el representante”, concluyó Ducasse.
Iliana comentó que se sorprendió por cómo se sintió identificada con algunos conflictos que otras personas ‘constelaron’. “Lo más fuerte es que realmente experimentás emociones intensas”, finalizó.

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