martes, 30 de julio de 2013

Más de 6 mil personas visitaron la Chacra Educativa San Isidro Labrador en las vacaciones de invierno

Con un gran cartel de bienvenida y otro en el que se leía “Sonría más”, la Chacra Educativa San Isidro Labrador de Villa Adelina recibió más de 6 mil visitantes durante las dos semanas de vacaciones. Fueron muchas las familias que aprovecharon el receso escolar para disfrutar de la naturaleza, rodeadas de animales y plantas, y pudo verse a varios que hasta llevaron el mate y armaron un picnic.
Ayer por la tarde, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, pasó por la Chacra y aprovechó para saludar a los chicos que jugaban con los animales. “Este lugar es increíble porque permite conectarse con la naturaleza sin salir de la ciudad. No todos los papás pueden ir con sus hijos hasta un campo para mostrarles cómo funciona y este lugar les da esa posibilidad”, afirmó.
Este es el primer centro educativo y ecológico de la zona norte que recrea el ámbito rural donde se puede ver cómo se cultivan algunas plantas y se crían algunos animales, por eso ésta fue una de las actividades más visitadas, explicó el intendente.
La directora de Educación Ambiental, Mabel Leva aseguró: “Fue una maravilla. Vinieron muchas familias. Año a año aumenta la cantidad de gente pero estas vacaciones fueron una sorpresa”.
Franco Bonjur, de Vicente López, mientras jugaba con sus amigos comentó: “Vinimos con nuestras mamás y armamos un picnic. La pasé muy bien, los animales son muy divertidos”.
En la Chacra los visitantes pueden recorrer el sendero alrededor de los animales por su cuenta o junto con algún guía. Además, los chicos pueden jugar, correr y hasta dar de comer a los animales. El predio, que ocupa una hectárea en el medio de Villa Adelina, tiene varios corrales con vacas, conejos, gansos, gallinas, ovejas, chanchos, ñandúes, loros, llamas, cabras, chivos, avestruces, pavos y algunos estanques de agua donde conviven patos, tortugas, flamencos y peces.
Una de las actividades más populares es la amasada de pan en grupo que después se pueden llevar a su casa. Simón y Martina Sarreaqui, dos hermanos de Vicente López, comían el pan casero que habían hecho a la tarde y que todavía estaba calentito. “Esto lo hice yo y está bueno”, comentó Simón mostrando su trofeo mientras Martina se acercaba a su mamá para compartirle un poco.
Valentina Maguil también convidó a sus hermanos y su abuela Elvira Tucupa dijo que decidió llevarlos porque quería que estuvieran al aire libre. “Lo vi anoche por la tele y los traje para que vieran animales de granja”.
Antonia Donato, de San Isidro, no dudó en invitar a su nieta Carmela Rodríguez Monteagudo. “Se lo comenté a mi hija que vive en Capital porque me encantó la idea. Me gusta que los chicos puedan ver de cerca e interactuar con los animalitos”, comentó. Carmela estaba orgullosa de su pan y sonriente explicó cómo lo hizo: “Primero, formamos un palito con la masa y después lo enrollamos como un caracol”.
Entre tanta variedad, los chicos comentaron cuál les gustó más. Para Ángeles Villalba, de dos años y todavía con la mamadera en la mano, las ovejas fueron las más divertidas mientras que a Delfina Lumberi, que fue con su papá desde Tigre, el burro fue el que más le gustó.
A hora de la merienda, los visitantes se acomodaron en los bancos o se sentaron sobre el pasto, aprovechando el día soleado y que el frío había aflojado un poco. Mate o chocolatada en mano, grandes y chicos compartieron una tarde distinta.

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